Se da una situación “idónea” para denunciar los contratos temporales

Se da una situación “idónea” para denunciar los contratos temporales

Si un contrato temporal afectado durante estos meses por un ERTE, es denunciado y declarado en fraude de ley, además de pagar mayor indemnización por el despido, la empresa deberá devolver las cotizaciones a la Seguridad Social “perdonadas”. Nueve de cada diez nuevas contrataciones son temporales, y casi todas están hechas en fraude de ley.

Desde el mes de marzo de este año, con la situación creada por el COVID-19, muchas empresas han ido finalizando los contratos temporales que tenían suscritos con sus plantillas sin renovarlos, rechazando prorrogarlos o convertirlos en indefinidos. De esta forma, se han agarrado a una solución, “a priori” legal, como alternativa a los despidos.

El gobierno ha decretado que no se pueden efectuar despidos justificados en la situación creada por el COVID-19, pero no prohibió las finalizaciones de contratos. Lo único que dijo es que si una empresa manda a un eventual a un ERTE, se le retrasa la finalización del contrato. De esto se deduce que un porcentaje del aumento del paro corresponde a contratos temporales que no se han renovado.

La contratación temporal supone alrededor del 90% de las nuevas contrataciones que cada año se efectúan en las empresas, y además se estima que un 80% de estos contratos se han hecho en fraude de ley, esto es, que deberían haberse realizado como indefinidos y no como temporales.

Si se denuncia mientras el contrato está en vigor y se gana, se consigue la conversión en indefinido. Y si en cambio se denuncia una vez finalizado, se logra una mayor indemnización al ser considerado un despido improcedente. El problema es que la mayoría de las veces el trabajador o trabajadora no denuncia, ya sea por miedo a ser despedido, o por la esperanza de que les vuelvan a llamar.

Las empresas podrían sufrir una “doble penalización” si estos contratos se denuncian.

Con la regulación de los ERTES por COVID-19, las empresas no han tenido que pagar las cotizaciones a la Seguridad Social de las personas afectadas, que suponen algo más del 30% del salario. Ahora bien, el gobierno ha puesto requisitos a las empresas. Deben mantener el empleo durante 6 meses, ya que si despiden de forma objetiva o improcedente a esta persona, tienen que pagar a la Seguridad Social esas cotizaciones “perdonadas”. Sin embargo, este requisito no afecta a las finalizaciones de contratos temporales, y pueden mandar al ERTE a una persona temporal, y una vez terminado el ERTE, cuando llegue la fecha fin del contrato, extinguir la relación laboral sin tener que devolver estas cotizaciones.

Si el trabajador o trabajadora denuncia y la contratación se declara en fraude de ley, el efecto es el reconocimiento de despido improcedente, una mayor indemnización para el trabajador o trabajadora, y la obligatoriedad de pagar esas cotizaciones. Esto puede suponer una “doble penalización” para las empresas, y por ello creemos que es el momento de insistir en la denuncia de estos contratos.

Por ello, esta situación es la idónea para salvar el miedo a la denuncia. Las empresas van a tratar de adelgazar sus plantillas finalizando los contratos temporales, tanto eventuales como por obra o servicio. Y la esperanza de volver a ser llamados a trabajar en un futuro cercano, con los tiempos que corren, es más una ilusión que una realidad. Por tanto, ya no debe haber excusas para no denunciar.

Animamos a los y las trabajadoras, como primer paso, a informarse de la situación de su contrato, para en un segundo paso interponer la correspondiente demanda. En primer lugar, porque hay unos derechos que se han visto vulnerados. Y en segundo lugar, porque no podemos consentir que empresas que incumplen la normativa se aprovechen de bonificaciones y subvenciones que, al final, pagamos todos y todas.