Segregación educativa también en casa: las clases particulares son para quienes se las pueden permitir

Segregación educativa también en casa: las clases particulares son para quienes se las pueden permitir

FOTO: Niñas estudiando en casa durante la pandemia de coronavirus. Dani Gago

Casi la mitad de los hogares con miembros en etapa escolar gastan en clases particulares, pero sobre todo aquellos matriculados en centros privados o concertados. Los idiomas encabezan el negocio de la docencia extraescolar, que se configura como un factor diferenciador fundamental para las clases pudientes.

LIS GAIBAR

Un 30% de los hogares con menos recursos albergan a estudiantes que reciben clases particulares, mientras más del 60% de hogares ricos lo hacen. Si se consideran todos los niveles educativos, uno de cada dos estudiantes de las escuelas concertadas reciben docencia personalizada fuera de los centros frente al 46% de alumnado de la red pública también lo hace. Parece una diferencia insignificante, pero la cosa cambia si la comparativa se enfoca en la ESO y Bachillerato: ahí el gasto por alumno sube un 50% en la concertada respecto de la pública y se triplica en el caso de la privada.

La otra diferencia gira en torno al área de conocimiento: los hijos de clase social alta reciben lecciones de idiomas y enseñanzas artísticas fundamentalmente, mientras que los hijos de clase social baja centran la mayor parte de esta docencia extracurricular en las asignaturas centrales de los centros docentes. Dicho de otra forma, los ricos tienden a recibir clases de inglés o de violín; los pobres clases de matemáticas o física, si bien es cierto que cada vez más familias no especialmente pudientes hacen un esfuerzo porque sus criaturas aprendan idiomas.

Son algunas de las conclusiones que se desprenden de la nueva publicación de ESADE, Educación en la sombra en España. Una radiografía del mercado de clases particulares por etapa escolar, capacidad económica de los hogares, titularidad de centro y Comunidad Autónoma, elaborado por Juan Manuel Moreno y Ángel Martínez. Entre las ideas clave recogidas por el estudio, se expresa que el gasto familiar en este tipo de docencia ascendió a 1.700 millones de euros, siendo los estudiantes de ESO y Bachillerato los principales receptores, y presentando las comunidades autónomas importantes diferencias en lo relativo al gasto medio de las familias en este concepto —350 euros en Madrid, 153 en Castilla La Mancha—.

También resulta significativa la diferencia por áreas de conocimiento por comunidades autónomas: Catalunya y Castilla y León gastan sobre todo en asignaturas centrales, o al menos ocupa una importante parte de la inversión; Madrid, País Vasco y el País Valencià concentran el grueso del dinero pagado por clases particulares en los estudios no reglados de idiomas. También el País Vasco y País Valencià encabezan el ranking de porcentaje de alumnado que recibe este tipo de docencia, superando por nueve y cuatro puntos porcentuales —respectivamente— la media española (47%).

Tal y como se afirma en la investigación, “la Educación en la Sombra continúa siendo una inversión que distingue a los hogares más ricos”: tanto en la red pública como en la concertada, el gasto medio por alumno de los hogares más ricos triplica el de los hogares más pobres, si bien es cierto que entre este último tipo de hogares también se ha extendido con fuerza el gasto en clases particulares. Como se ha mencionado, existen diferencias entre las áreas de las que reciben clases particulares ricos y pobres. Tanto es así que el gasto en estudios no reglados de enseñanzas artísticas de las familias más ricas triplica el que hacen las familias más pobres en este concepto, y en el caso de los idiomas las clases más pudientes superan en casi un 20% el gasto que hacen las menos favorecidas.

A medida que el estudiante crece, la tendencia es que reciba más clases particulares. Por etapas educativas, el gasto total en sesiones de refuerzo o perfección va creciendo: 117 euros para segundo ciclo de infantil, 223 euros en Primaria, 358 euros en la ESO, y 420 euros en Bachillerato. De nuevo, en todas las etapas educativas, la mayor parte del gasto se concentra en los idiomas. Tal y como se aventuran a afirmar los autores del estudio, “un mayor peso de las clases particulares para ampliar, perfeccionar y enriquecer idiomas y artes debe leerse como una mayor voluntad de las familias de incrementar las oportunidades de aprender de sus hijos, aunque también habrá quien lo atribuya a un descontento o insatisfacción con la calidad y tal vez aún más con la cantidad de oportunidades de aprender tanto idiomas como artes dentro del currículum escolar”.

Más allá de las relaciones que se pueden hacer entre la popularidad de las clases particulares y las carencias del sistema educativo, los investigadores concluyen el informe con una serie de observaciones, entre las que se encuentran que los sistemas escolares tendrán que competir con la educación en la sombra si quieren asegurar a medio plazo no perder financiación pública y que aumentar la confianza pública en las escuelas es la vía para evitar que la llamada “educación en la sombra” se imponga como norma social, con las desigualdades y dificultades que eso conlleva.

Este artículo fue originalmente publicado en el elsaltodiario.com

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